Donostia ya está lista para recibir la Navidad y el año nuevo 2023: miles de luces centellean en las calles y las tiendas deslumbran con sus escaparates e ideas para reglar. El mar, desde siempre, acompaña a esta postal con elegancia, y la gente ya está contagiada con la magia de estas fechas y la alegría de poder volver a juntarse tras las restricciones de los últimos años. San Sebastián se ve como nunca y apetece disfrutarla en compañía de los seres queridos, gozando del ambiente festivo que caracteriza a esta efeméride y que se vive con especial intensidad en Donostia, con decenas de planes tanto de día como de noche.
El espíritu navideño, la gastronomía del lugar y el mejor ambiente nocturno, nos esperan en la capital guipuzcoana el último día del año.
Para calentar motores, la mejor opción es ir de “pintxos” por las zonas más emblemáticas de la ciudad, siendo en vísperas de Año Nuevo, los rincones con el ambiente más animado de toda la capital. Donostia es uno de los mayores representantes de la alta cocina tan representativa de nuestro país y la Parte Vieja de San Sebastián, es el corazón de la cocina donostiarra.
Los más deportistas, no perdonan ni un solo año la famosa carrera de San Silvestre, con la propia versión donostiarra, cuyo recorrido se inicia a media tarde y propone una carrera con un total de 7.800 metros por las calles donostiarras. Tal y como indica la organización, este año los corredores encararán la salida hacia el Paseo Marítimo de La Concha, que recorrerán de arriba abajo con las increíbles vistas a toda la bahía, con el Igueldo de fondo y la Isla de Santa Clara como gran espectadora. Una vez recorrida esta zona, los participantes entrarán en la Parte Vieja, hasta llegar a Zurriola y donde comenzarán su peregrinación de vuelta a la línea de meta.
Siguiendo en la tarde, se puede pasear por la Playa de la Concha, delineando más de cinco kilómetros de recorrido y totalmente rodeados de un entorno inigualable. Esta playa constituye bahía formada entre los montes Igueldo y Urgull y, en el centro se alza la Isla de Santa Clara, ya comentada anteriomente, una especie de rompeolas natural que protege la playa y el puerto de los temporales. La zona es completamente peatonal e invita al descanso y reflexión sobre lo acontecido en el último año disfrutando de las vistas del Mar Cantábrico y su extrema belleza.
Ya entrada la noche, la cena de fin de año se celebra junto a los seres queridos, ya sea en casa o en uno de los muchos restaurantes de excelente calidad que en la capital.
Y por último, después de la cena, toca divertirse hasta el amanecer. La ciudad dispone de diversos locales hosteleros con bailes y servicio de bar hasta que el cuerpo aguante, recibiendo al nuevo año con la mejor de nuestras versiones.